Así se comportan los compradores virtuales: el mundo a un clic de distancia

Aunque todavía queda camino por recorrer, el comercio virtual es una realidad que no tiene punto de retorno. Son cada vez más los usuarios que eligen comprar lo que necesitan o lo que desean a través de la red. Una mejor experiencia de compra, atractivas ofertas y recibir las mercancías a domicilio son algunas de las razones para obrar este cambio de comportamiento.

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Por allá en 1997 yo era un joven inquieto que buscaba abrirse paso en un mundo hasta entonces desconocido: internet. Tan desconocido, que al menos en Colombia prácticamente nadie sabía de qué se trataba. Ni siquiera mis amigos más cercanos entendían bien por qué vivía sentado frente a la computadora durante horas viendo algo que para ellos era complemente exótico: páginas web.

Bueno, en honor a la verdad, no eran páginas como las conocemos hoy en día, sino su versión más arcaica: prácticamente solo texto y enlaces. No había fotografías y, mucho menos, videos porque la configuración de los computadores de esa época no permitía estos lujos. Yo quería hacer negocios por internet, aunque lejos estaba de tener certeza de qué era eso en realidad.

En otras palabras: quería ganar plata en internet. Haciendo lo que fuera, vendiendo lo que fuera. Sin embargo, me encontré (o mejor, me estrellé) con una realidad muy dura: nadie sabía qué era eso de internet. Recuerdo que cuando fui a los bancos a ver bajo qué términos se podían recibir pagos con tarjetas de crédito por ventas a través de internet, creyeron que estaba loco de remate.

¡Ni siquiera en los bancos, que presumen de estar a la vanguardia de la innovación y la tecnología, sabía qué era eso de internet! Esa fue, precisamente, la razón por la cual un día decidí cortar el cordón umbilical que me mantenía unido a esa vida no virtual, empaqué mis maletas y me vine a los Estados Unidos a probar suerte. Aquí, por fortuna, mi sueño americano se hizo realidad.

Poco más de veinte años han pasado desde entonces y hoy es difícil encontrar una persona, una sola persona, que no sepa qué es internet o cuya vida no esté condicionada por internet. La revolución digital, la irrupción de fantásticas herramientas tecnológicas y la posibilidad de que cualquier persona puede conectarse a la red, a bajo costo y desde diversos dispositivos, cambiaron el escenario.

Hoy, inclusive, hablamos de una generación digital, en referencia a los jóvenes nacidos en este siglo XXI. Para ellos, el mundo análogo en el que nacimos y crecimos las generaciones anteriores es ciencia ficción: teléfonos conectados a la pared, escuchar música en acetatos o casetes, enviar telegramas o cartas por correo físico o ir al supermercado o al centro comercial a hacer las compras.

Ahora, todas esas tareas las podemos hacer a través del teléfono digital, la tableta o el computador de escritorio. Inclusive, podemos hacer pagos a través de la red, consultar nuestra cuenta bancaria, adquirir tiquetes aéreos, pagar el colegio de los hijos o seguir plan alimenticio o de entrenamiento físico gracias a una aplicación. Todo desde el mismo dispositivo. ¡Magia!

Si bien el tema de la seguridad en internet sigue preocupando a muchos de los usuarios de la red, a pesar de que se ha avanzado a pasos agigantados en este aspecto, es innegable que comprar a través de la red ya no es una tendencia. De hecho, es un hábito, una costumbre arraigada. Cada vez son más las personas que derriban tus temores y se animan a hacer compras virtuales.

De acuerdo con un estudio publicado recientemente en España, al menos la mitad de los compradores virtuales adquieren ropa y accesorios. Aunque no haya tiendas de esa marca en tu país, a través de la red es posible comprar lo que te gusta, lo que deseas: pantalones, chaquetas, zapatos. Todas las marcas reconocidas están presentes en la red y, lo mejor, con grandes ofertas.

El segundo escalón es para los productos de belleza y salud. Si bien en cualquier supermercado se encuentra una amplia variedad de estas referencias, también es cierto que existe el temor a ser estafado. ¿Cómo evitarlo? Comprar el original, el auténtico, en internet. El tercer peldaño lo ocupan los productos de tecnología y electrónica, que son muy apetecidos por todos los públicos.

Vía: Mercadeo Global

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